redactorjosé lópez

jueves, 27 de octubre de 2011

adiós al maestro

Un día triste para el deporte argentino y del plano internacional, Don Amílcar Brusa se alejó de nosotros, falleció inesperadamente aunque algo no andaba bien en el, tal cual se rumoreaba en el ambiente del Box. Nos quedará de su enorme trayectoria la claridad de su pensamiento, su honestidad profesional, los quince campeones que preparó y el hallazgo del púgil más completo que tuvo a su cargo, al que moldeó con sus conceptos que fueron probados en muchas partes del mundo, Carlos Monzón. Hubo quienes lo trataron de antiguo o pasado de moda, porque era estricto con su método,"si habías salido del gimnasio con 70kg, debías regresar a entrenar con el mismo peso". Cuenta una anécdota que un campeón del mundo nacional le tiró tales rótulos despectivos que más tarde ante la pérdida de la corona y su posterior retiro anticipado, debió tragarse el sapo que le serviría de escarmiento por su torpe razonamiento ante quien tendría que haber guardado silencio y hacer lo que se le exigía para su propio bien.
La fotografía es de una velada en el salón de la cancha de San Lorenzo, peleaba Jonatan Sañudo, uno de sus pupilos en ese momento, está posando con un amigo, algo a lo que nunca se negó, estar cerca de los aficionados, ser parte del público que respalda la disciplina.
Es mucho lo que hay para contar del gran Amílcar, y ese día puede ser cualquier momento, ahora me atropella la tristeza y esa impotencia que se siente cuando una persona tan lúcida se marcha con toda su sabiduría. No tiene caso expresar lo propio y eso será materia de otro tiempo, hoy el recogimiento me dice que una oración por su eterno descanso se impone. En todas las veladas del país, este sábado sonará la campana con sus diez toques para recordar el vuelo de un tipo que brindó todo lo que sabía para el duro deporte de las narices chatas. (Un texto de José López Romero)

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